El papel de la infanta Sofía en la Casa Real Española: ¿Diferencias entre princesa e infanta?
La infanta Sofía, con tan solo 18 años, ha acaparado la atención mediática en los últimos meses, eclipsando momentáneamente a su hermana mayor, la princesa Leonor. Su reciente graduación y su decisión de seguir una formación universitaria marcan un nuevo rumbo en su vida, alejándose del camino militar de su hermana. Pero, ¿qué significa realmente ser infanta en la Casa Real Española y cuál es la diferencia con el título de princesa?
Origen de ‘infanta’
Según la experta en protocolo María José Gómez Verdú, el término ‘infanta’ proviene del latín ‘infans’, que hace referencia a los hijos del rey que no son herederos directos. A lo largo de la historia, este título ha mantenido su significado de pertenencia real sin implicar sucesión ni soberanía. Por tanto, la infanta Sofía tiene un compromiso clave dentro de la monarquía, pero sin las responsabilidades que recaen sobre la princesa Leonor.
¿Por qué la diferencia entre princesa e infanta?
En la Casa Real Española, el título de ‘príncipe’ o ‘princesa’ está reservado exclusivamente al heredero directo al trono, como es el caso de Leonor, princesa de Asturias. En cambio, ‘infanta’ se destina a los hijos del rey que no están en la línea sucesoria directa. Esta distinción tiene su base en el Real Decreto 1368/1987, que regula los títulos y tratamientos de la familia real española, marcando una jerarquía y simbolismo claro en el protocolo.
Diferencia con otras Casas Reales europeas
A diferencia de otras monarquías europeas, como la británica o la neerlandesa, que conceden el título de príncipe o princesa a un mayor número de miembros de la familia real, la Casa Real Española ha optado por un modelo más austero y funcional. Esta distinción permite delimitar claramente quiénes tienen funciones institucionales y quiénes no, contribuyendo a mantener una estructura dinástica sobria y a reducir los costes asociados al gasto público.
El significado de ser Infanta en la Casa Real
A pesar de que en términos cotidianos la diferencia entre princesa e infanta pueda parecer meramente nominal, en la corte y en el contexto simbólico de las monarquías, los matices son fundamentales. Ser infanta implica un compromiso con la Corona, un lugar en los actos oficiales y un tratamiento honorífico específico, sin las atribuciones de soberanía que corresponden a la princesa heredera.